Reg Prop Intelectual N° 5341307 - ISSN 1667-4839

EJEMPLARES

Año 3 Número 11 - Septiembre de 2005

Ética en la Vida del Hombre.

Día a día, la tarea de vivir se ha ido haciendo más compleja, dificultosa a veces, agobiante en algunos casos. Se ha constituido una especie de descomposición entre todo lo que facilita el halago de vivir y los hechos y circunstancias que entorpecen y deslucen la vida.

Particularmente estas últimas, en variada escala, se han reproducido en forma alarmante por acción de factores sociales, económicos, políticos, culturales no acordes con la moral que dignifique la personalidad humana.

Debilitadas y a veces hasta desaparecidos los lineamientos y reglas éticas en gran número de individuos, se denota la presión que negativamente ejercen sobre la sociedad, obstaculizando nuestra vida privada y de relación con la consiguiente disminución del sentido moral en la conducta humana, con la consiguiente pérdida de belleza y armonía de la vida.

Lo vulgar, lo abrupto, lo antiestético, lo grosero, que hoy se hace y se dice, constituye un culto con impulso destructor disfrazado de realismo, como si quisiera imponer la imagen de lo grotesco, la distorsión del hombre de bien.

Amparado en un falso modernismo, se hace lo imposible por imponer el uso de un vocabulario soez, descomedido y agraviante, complementado por gestos e imágenes acordes con el mismo. Todo lo cual contribuye al soslayamiento de lo positivo, de lo noble, de lo realmente interesante y abnegado que casi en el anonimato realizan científicos, técnicos, estudiosos y cumplidores trabajadores, para dar rienda suelta a lo superficial, a lo intrascendente, a la connivencia, al trueque de connivencias, prácticamente siempre contrarias a lo benéfico y, a los acuerdos impropios, impidiendo todo ello la relevancia de la calidad humana.

La prudencia, la racionalidad, incluso la delicadeza son las condiciones quizás más desconocidas y atropelladas en estos tiempos, que están cercenando las condiciones de belleza espiritual, que siendo sutil y no ostentosa, sobrevive a los embates del tiempo.

Reflexionemos profundamente, recordemos las palabras de San Agustín: En el interior del hombre habita la verdad, y comprendamos que debemos luchar frontalmente para lograr una sociedad que supere el caótico estado en que está sumergida actualmente, para lograr que nuestros hijos, nuestros nietos vivan en el entorno digno que debe aspirar a lograr un ser humano, el entorno que sustentan: la verdad, el bien y la belleza.

Digamos finalmente que es una de las metas fundamentales del Consejo Profesional de Ingeniería Civil, cultivar y mantener rigurosamente la ética de sus matriculados y de la función que cumplen.

Editorial del Boletín 340 - 3.

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