El sable de un oficial del Ejército Argentino carecería de valor en sí mismo, si no fuera por su significado intrínseco y por el cual se constituye en su símbolo de mando.
No es un simple aditamento de sus galas e insignias, ni es por formulismo que jura sobre su empuñadura.
Cada novel oficial entenderá, a poco de conocer la traducción simbólica de las partes constitutivas de su sable, que éste le recuerda que es heredero responsable de la tradición y gloria del Ejército Argentino porque:
El Puño que simboliza "La Verdad", lleva acuñado en su Pomo el "Escudo Nacional".
El Guardamanos ofrece la misma curvatura, de origen morisco, escogida por el Gral. San Martín y representa: "Equilibrio, Justicia y Paz". Hasta Cuzco llegaron las armas argentinas libertadoras y por ello es la efigie del Cuzco la que en él aparece tallada simbolizando una de nuestras más caras tradiciones.
En el nacimiento de la Hoja están: “Atenea" es la diosa de la sabiduría, la estrategia y la guerra justa.
Y La Libertad; en el anverso.
La Hoja, de acuerdo con los propósitos de nuestro Himno Nacional, lleva inscripta con caracteres indelebles "Sean eternos los laureles". La Dragona tiene una cinta con lazo corredizo, a los efectos de que el oficial lo ciña a su muñeca al desenvainar, cinta dentro de la cual una vez extendida, cabe la cabeza de un hombre. La traducción simbólica de estos elementos del sable, sólo compete a aquel que, único depositario de su legado, deberá un día empuñarlo en cumplimiento de su deber, y es:
"Siempre que desenvaines tu sable, empuñando la Verdad y teniendo al Escudo Nacional como divisa, en defensa de nuestra Libertad, aunque te empeñes en la Guerra, las más caras y gloriosas tradiciones nacionales te protegerán la mano.
Tuya será la victoria y eternos serán los laureles, pero piensa que atado a tu muñeca llevas un juramento prendido que te recuerda:
¡Más vale morir ahorcado, que traicionar a la Patria!"