Reg Prop Intelectual N° 5341307 - ISSN 1667-4839

EJEMPLARES

Año 4 Número 13 - Mayo de 2006

Las Huellas

Una noche en sueños vi
que con Jesús caminaba
junto a la orilla del mar
bajo una luna plateada.

Soñé que veía en los cielos
mi vida representada
en una serie de escenas
que en silencio contemplaba.

Dos pares firmes de huellas
en la arena iban quedando
mientras con Jesús andaba
como amigos conversando.

Miraba atento esas huellas
reflejadas en el cielo,
pero algo extraño observé
y sentí gran desconsuelo.

Observé que algunas veces,
al reparar en las huellas,
en vez de ver los dos pares
veía un solo par de ellas.

Y observaba también yo que
aquel solo par de huellas
se advertía mayormente
en mi noches sin estrellas.

En las horas de mi vida
llenas de angustia y tristeza
cuando el alma necesita
más consuelo y fortaleza.

Pregunté triste a Jesús:
Señor, ¿tú no has prometido
que en mis horas de aflicción
siempre andarías conmigo?

Pero noto con tristeza
que en medio de mis querellas,
cuando más siento el sufrir,
veo un solo par de huellas.

¿Dónde están las otras dos
que indican tu compañía
cuando la tormenta azota
sin piedad la vida mía?

Y Jesús me contestó
con ternura y comprensión:
Escucha bien, hijo mío,
comprendo tu confusión.

Siempre te amé y te amaré,
y en tus horas de dolor
siempre a tu lado estaré
para mostrarte mi amor.

Más si ves sólo dos huellas
en la arena al caminar,
y no ves las otras dos
que se debieran notar.

Es que en tu hora afligida,
cuando flaquean tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas
porque te llevo en mis brazos.

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